Por David Cañedo Escárcega
marzo de 2022
Sucede Ucrania, y de repente se nos olvidó
Coronavirus. Durante los últimos dos años la pandemia nos mantuvo de lo más
entretenidos, pero al parecer su función ya se cumplió y es hora de moverse a
otras cosas mientras nos vamos ajustando a una nueva normal. Efectivamente, la
normalidad ya cambió y es hora para covid-19 de pasar a un segundo plano. Se le
declara endémico, o sea algo de lo que no hay que preocuparse mucho, como la
influenza que cada año se lleva a algunos viejos y personas con comorbidades
pero que entre los jóvenes no tiene mayor incidencia que la que puede tener un
catarro común. Dejan de aparecer nuevas variantes, las campañas de vacunación
masiva se desvanecen en el aire y se deja de hablar de un carnet de vacunación
obligatorio con refuerzos cada seis meses. Por todos lados el semáforo se
vuelve verde y la gente empieza de nuevo a respirar libremente sin bozal. La
histeria de hace unos cuantos meses de la sana distancia y de aislar a los no
vacunados como si fuera un apartheid se vuelve transparente de lo absurda que
es, y se nos olvida.
Operación Coronavirus podemos decir que fue un éxito y
cumplió varios objetivos. Por una parte sirvió de Gran Distractor para no tener
que pensar demasiado en el sistema socioeconómico que se está cayendo en
pedacitos todo a nuestro alrededor. Si supiéramos lo que está pasando
probablemente en dos días se armaría la revolución y las élites que nos
controlan prefieren que eso no suceda. Así que nos montan todo un show con los
más altos niveles de producción, los mejores expertos y voces de autoridad, y
el impresionante poder de los medios masivos de comunicación para fabricar su
propia realidad, y nos la imponen, y nosotros nos dejamos envolver exactamente
como si fuera un show y nosotros fuésemos parte de los extras, actuando roles
que alguien escribió y sobre los que no tenemos injerencia. Y con todo esto nos
mantenemos bien entretenidos.
La otra gran función de la operación fue probar las aguas:
ver hasta que punto pueden salirse con la suya, controlar a la masa de la
población e imponernos una agenda, y supongo que han de haber quedado más que
satisfechos con los resultados. Fue inigualable como experimento de control
masivo de población, como nunca se había realizado uno antes a esta escala.
Esto es la verdadera globalización: un experimento a escala mundial que en
algún futuro será analizado desde la sicología, siquiatría, sociología,
antropología, patología, biología y muchos otros campos. El campo biológico
quizás sea el de mayor consecuencia y de hecho no sabemos los efectos a largo
plazo de esta nueva generación de vacunas genéticamente modificadas que fueron
inyectadas en miles de millones de individuos, creando un impresionante caldo
de cultivo para toda clase de efectos colaterales e indeseados. Como aprendices
de brujo jugamos con fuerzas que nos quedaron demasiado grandes y con nuestra
mentalidad de rebaño seguimos a cualquier líder al matadero.
¿Cómo pueden tener tanto control sobre la gente? Ni
siquiera necesitamos soma, con la tecnología nos tienen completamente
hipnotizados. Embobados en nuestras pantallas nos abandonamos en un mundo
virtual y perdimos contacto con la realidad, y con cualquier cuento nos engatusan.
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Pero la Realidad termina siempre por imponerse y el
sistema socioeconómico realmente se está cayendo en pedacitos. El viejo orden
mundial se ha vuelto inestable y las crisis se suceden sin dar respiro. La
guerra entre Estados Unidos y Rusia ha entrado en una fase caliente que se
manifiesta en la presente batalla por Ucrania, pero lleva veinte años de
estarse peleando por otros medios. Estados Unidos simplemente no puede asumir
que el mundo ya cambió y que hay otras naciones y centros de poder que no están
dispuestos a seguir siendo tratados como comparsas en un orden-basado-en-reglas
que ellos no escogieron ni de las que se les preguntó su opinión. Estados
Unidos se cree la nación excepcional e indispensable que puede imponer reglas
que ellos mismos no cumplen, pero hay un creciente número de países que ya no
están muy de acuerdo con el papel que se les asignó.
El mundo inevitablemente será multipolar, pero el
imperio americano no lo puede aceptar, y su salida del escenario no será nada
graciosa. Estamos hablando de que el imperio es gobernado por unos sicópatas
armados hasta los dientes y con el destino manifiesto de gobernar el planeta,
obsesionados con el poder y la acumulación de riquezas. Si tu fortuna personal
es de un billón de dólares al parecer eso no es suficiente y necesitas más, y
el capital necesita reproducirse, no es así, y en un mundo finito hay que ir a
buscar nuevas fronteras. La nueva frontera en este momento es Rusia y el ataque
ha sido frontal. Se la ha rodeado de misiles nucleares a diez minutos de vuelo
de Moscú y se la está tratando de estrangular económicamente. La idea es acabar
con Nordstrom2 y que el comercio de gas que hay entre Rusia y Europa sea
reemplazado por los gringos. Todo tiene que ver con las rutas del petróleo, el
recurso más estratégicamente importante del planeta y que ya está comenzando a
escasear. A Rusia hay que ponerlo en su lugar antes de que se crezca más, y se
le provoca una guerra proxy en Ucrania para darle un nuevo Afganistán. Hace 60
años casi se arma la gorda cuando la Unión Soviética puso misiles nucleares en
Cuba, y ¿qué pensaban, que ahora Rusia se iba a cruzar de brazos cuando le
ponen misiles a su puerta? Uno quisiera que el mismo mitote que le están
haciendo ahora a Rusia por invadir a Ucrania se lo hubieran hecho a Estados
Unidos cada vez que se fue a invadir Irak, Afganistán, Somalia, Libia, Panamá,
Corea, Vietnam y otros lados donde ha dejado millones de muertos detrás.
Más allá está China. Después de Rusia van por China, y
ellos saben que hay una ventana de oportunidad de unos cuantos años en que
todavía la pueden someter militarmente antes de que se haga demasiado poderosa.
Ya le tienen su crisis preparada en Taiwán y China lo sabe. Estados Unidos está
flirteando con una guerra nuclear, tanto en Rusia como en China, y están
convencidos de que la pueden ganar y que quizás, quizás, valga la pena
intentarlo. Total, ¿qué son dos o tres mil millones de muertos mientras ellos estén
bien seguros en sus bunkers?
Así de enfermas están estas personas. El poder los
cegó por completo y en su delirio se creyeron dioses.
También está el hecho de que la economía mundial está
al borde del colapso. Estados Unidos tiene una deuda externa de 30 billones de
dólares (30 x 1012) aumentando un billón al año que no pueden ni
tienen las menores intenciones de pagar. Los gringos ya se acostumbraron a
vivir más allá de sus medios y es el resto del planeta el que tiene que
aguantar su peso. Esto sólo lo consiguen mientras el dólar se mantenga como
moneda de reserva internacional, que es como un impuesto que Estados Unidos le
cobra al mundo con cada transacción y le permite endeudarse todo lo que quiera.
El problema es que al dólar lo empezaron a utilizar como arma y se pusieron a
estampar sanciones por doquiera, y eso en lugar de afianzar a su moneda hace
que la gente le pierda la confianza. Ya son muchos los países que quieren
escapar de la tiranía del dólar y buscan construir una arquitectura alternativa
a SWIFT, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y otros organismos de
monopolio financiero.
El dólar ya perdió su hechizo y ellos mismos se
encargaron de que así fuera; en cualquier caso es el sistema económico mismo el
que se está tambaleando. Capitalismus creció todo lo que pudo y todavía más, y
ya no cabe en el planeta. Los recursos que nos proporciona Gaia ya no nos
alcanzan. Lástima que no tengamos otros dos o tres planetas a la mano.
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Es de todo esto de lo que nos mantienen bien distraídos con crisis manufacturadas como Coronavirus y Ucrania. Lo que sea con tal de no ver la realidad. Mientras tanto, los grandes retos a los que se enfrenta la humanidad no se atienden y han entrado a fase irreversible. Cambio climático, pérdida de biodiversidad, contaminación, deforestación, degradación de ecosistemas, escasez de recursos críticos, un sistema financiero que es un esquema Ponzi basado en trillones de dólares de deuda impagable, diferencias abismales en la repartición de la riqueza, mil millones de personas que sufren de hambre e inseguridad alimentaria,..., son todos problemas que se dejaron crecer porque era lo más fácil. Lo queríamos todo, y nunca entendimos que había límites.
Todos esos problemas son globales y no tienen
fronteras, y a estas alturas la única manera de suavizar el trancazo es que la
humanidad en conjunto nos demos cuenta que de lo que se trata es de nuestra
supervivencia como especie. Todas nuestras rencillas y conflictos, guerras,
genocidios y luchas de poder, delirios de grandeza y los abismos de depravación
y miseria a los que hemos ascendido o descendido, son de la menor consecuencia
en el gran orden de las cosas, si con todo eso lo único que conseguimos es
provocar nuestra propia extinción.
No queremos un invierno nuclear ni un planeta
sobrecalentado y seriamente disminuido, pero ¿habrá manera de que esto lo
entendamos a tiempo y podamos evitarlo?