Ese día que finalmente se rasgó el velo
se me abrió el cielo
y contemplé visiones de una belleza
pero de una belleza
que ni en los mas delirantes viajes de mi imaginación
hubiera creído que fueran posibles
pasé por todos los portales
llegué a la última de las esferas
y todo era movimento
la vida fluía por todos lados
en una constante metamorfosis de formas, sonidos y colores
y a medida que avanzaba
recuperaba todas mis caras anteriores
y entré al último círculo
y todo era energía
y esa energía me envolvía, me penetraba, me consumía y me devoraba por dentro
y también me transformaba
sí, era como un fuego
y el placer era tan intenso que se convertía en sufrimiento
y el sufrimiento era tan intenso que se convertía en placer
era el punto donde todo convergía
donde todo se crea, se renueva o se destruye
pisaba tierra sagrada, el sancto sanctorum, la zarza ardiente
y yo ya no era yo
me había perdido en aquel extasis
hasta que salí por el otro lado
y regresé a lo que la gente llama realidad
y que solo es una de tantas